Expertos alertan de sequías, calor y lluvias extremas; piden reforestar

Fecha: 2024-06-03

Habrá temperaturas “extremas” bajo cero en los próximos meses en el país como consecuencia de los efectos del cambio climático y además se presentarán otros fenómenos como la sequía en el oriente e inundaciones en el altiplano de Bolivia debido a la presencia de La Niña, proyectaron por separado expertos en recursos hídricos y medioambiente. Los hidrólogos e investigadores de la Universidad Mayor de San Andrés (UMSA) Ramiro Pillco Solá y Óscar Paz Rada, y el director de la Plataforma Boliviana Frente al Cambio Climático (Pbfcc), Juan Carlos Alarcón, coincidieron en la urgencia de la reforestación como reguladora de la humedad. Pillco Solá explicó que una de las características del cambio climático es la variabilidad de la temperatura con olas extremas, ya sea de calor o de frío. “Como hemos entrado a la época de invierno veremos olas de frío en los valles y también en el oriente donde hay probabilidad incluso de que se registren nevadas”, precisó. Para el experto, una consecuencia del frío extremo será el registro de afectaciones en los animales y en las personas, no así en las plantaciones porque ya hubo cosecha. Mencionó que la presencia del fenómeno de La Niña en el país ya es un hecho y está relacionada con inundaciones en el occidente del país y sequías en el oriente. Temperaturas extremas En Tarija y Santa Cruz se registraron, en mayo, récords históricos de temperaturas bajas. Según el Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi), Villamontes (Tarija) registró -1,2 grados, superando su récord anterior de 0 grados establecido en 2015 y Camiri (Santa Cruz) marcó 0,7 grados bajo cero, rompiendo su récord de 0,4 grados de 2010. El Senamhi prevé que las temperaturas sigan descendiendo y las más bajas se registren a finales de julio y principios de agosto, aunque ya varias regiones están experimentando un frío extremo. En el occidente del país, Oruro y Potosí han registrado algunas de las temperaturas más bajas; Quillacas (Oruro) alcanzó -11,4 grados el 20 de mayo, mientras que Uyuni (Potosí) llegó a -10,6 grados el 26 de mayo. En El Alto, las temperaturas también cayeron bajo cero, con un registro de -6 grados el 8 de mayo. Contrariamente, en 2023 se reportaron por lo menos 15 récords de calor extremo. El Senamhi registró, por ejemplo, que en Roboré se llegó a los 42,6 grados; en San José de Chiquitos, a 44,1 grados; en el Chaco, a 45 grados, y en Yacuiba, a los 44,9 grados. Son dos fenómenos que se suman, El Niño o La Niña, y los efectos del cambio climático que se agravan con la deforestación o con la expansión de las urbes en desmedro de los bosques. “Se trata del efecto calor-ciudad debido a la expansión de las manchas urbanas”, explicó. Sequías e inundaciones Paz Rada señaló que los estudios develan que el cambio climático generará eventos extremos más severos de acuerdo con la época del año como calor o frío extremo. Además, la presencia de La Niña ocasionará fenómenos más marcados como sequías más severas o inundaciones más graves. “Lo que sí se sabe es que estaríamos entrando a una fase de La Niña, pero aún no se conoce con precisión su nivel de intensidad y sus impactos”, señaló. Históricamente, La Niña genera inundaciones en el altiplano y en los valles y sequía en el chaco y el oriente; “sin embargo, hoy es difícil decir que eso ocurrirá porque el cambio climático está alterando ciertos fenómenos”. Alarcón coincidió con los investigadores acerca de la proyección de temperaturas extremas, además del registro de sequía e inundaciones. Mencionó que la elaboración del chuño se adelantó en relación a los años pasados, esto se debe a las temperaturas bajas. Alertó que las zonas productoras que, debido a los episodios recurrentes de heladas, granizo, inundaciones y sequía, están perdiendo la diversidad de la producción de maíz y papa, principalmente. “Ya no producen todas las variedades como antes por temor al riesgo de las pérdidas”, dijo el director de la Pbfcc. Forestación. Para Pillco, una tarea fundamental para lograr la mitigación de los efectos del cambio climático es frenar la deforestación. Explicó que los bosques ayudan a generar humedad. “La floresta capta la humedad de noche y ayuda a humedecer el cielo”, explicó. Aclaró que la forestación de la Amazonía afecta positivamente en las precipitaciones tanto en el oriente y occidente del país y hay la urgencia de generar más bosques. “La Amazonía es un depósito enorme de agua un sumidero”, dijo. Paz Rada insiste en la urgencia de no deforestar porque la forestación es un proceso que lleva muchos años. “Nuestro país tiene niveles muy altos de deforestación, lo que provoca mayor emisión de dióxido de carbono y una mayor la alteración de procesos climáticos”, acotó. Desde el Ministerio de Medio Ambiente y Agua informaron que existe un plan para la mitigación de la sequía denominado “Agua para la vida, agua para la producción”. El mismo se encuentra en ejecución con un presupuesto de 180 millones de bolivianos. Se trata de un plan multiministerial a cargo de los ministerios de Medio Ambiente y Agua, Salud y Planificación. Proponen sembrar agua y cosecharla por la sequía Una de las problemáticas por la que están pasando los municipios es la sequía y escasez de agua para consumo humano y para la producción agrícola y ganadera, hecho que no está siendo atendido por las autoridades del nivel municipal y departamental, señalaron los participantes en el encuentro Agua Para La vida el 23 y 24 de mayo, en Cochabamba. Una de las propuestas principales fue “sembrar y cosechar agua” e incrementar la cobertura vegetal con diferentes especies e impulsar el riego tecnificado, pero combinando con prácticas sostenibles como la agroecología; además de sensibilizar y educar de manera integral a la población. Los asistentes al encuentro plantearon la necesidad de una gobernanza territorial integral en la que se tome en cuenta la participación de la sociedad civil a nivel urbano y rural. Urgen la promoción de los sistemas de gestión integral de riego, la gestión integral del agua y la gestión de tratamiento de aguas residuales domésticas sectorizadas, así como la gestión de cuencas y la creación de normativas para optimizar el uso de este recurso. Demandan espacios colectivos para la construcción de una ley nacional que establezca como prioridad el agua para consumo humano y la actividad agrícola por encima de la actividad minera o industrial.