Detrás de los millones de hectáreas de bosque que arden año tras año está el modelo económico extractivista que prioriza la agricultura extensiva y la minería ilegal, coincidieron los investigadores de la Fundación Tierra y de la Plataforma Boliviana Frente al Cambio Climático, Efraín Tinta y Noelia Martínez, respectivamente. “El incendio sigue, está arrasando con todo. Se quemaron las casas y hay animales muertos. El fuego entró a los potreros y calcinó las vacas. Los bomberos están rendidos porque es más de un mes sin poder apagar los incendios. Ahora en la Chiquitanía sólo se respira humo”, lamentó Clara Masay, dirigente de la Confederación Nacional de Mujeres Indígenas de Bolivia (Cnamib). Incendios se anticiparon Tinta explicó que hubo un cambio en el patrón habitual de incendios en Bolivia, se inició más temprano y con mayor intensidad, especialmente en Beni y Santa Cruz, lo que refleja una situación alarmante. Señaló que los incendios solían empezar en julio y alcanzar su pico entre septiembre y octubre, para luego disminuir en noviembre; sin embargo, este año los incendios comenzaron con fuerza en junio, con un crecimiento sostenido hasta agosto, superando los registros habituales. El patrón se mantuvo de 2001 a 2013, pero este año la tendencia se adelantó y se registró un aumento significativo en junio. Para agosto, se reportaron cerca de 2 mil focos de calor por día en todo el país, lo que indica un comportamiento atípico y preocupante en comparación con años anteriores. En el caso de Santa Cruz, las quemas iniciaron en junio, cuando lo recurrente era que comiencen a mediados de julio. En estas últimas semanas se presentaron picos altos de focos de calor, los cuales se prevé que tengan un incremento mayor las siguientes semanas y no descenderán hasta finales de noviembre. En el caso de Beni, también hubo un inicio temprano de registro de los focos de calor a partir de junio, tuvo una reducción importante a finales de julio y agosto, nuevamente sufrió incrementos considerables en los últimos días. Las quemas en Bolivia han alcanzado cifras alarmantes en cuanto a la superficie quemada: 4 millones de hectáreas. Los departamentos más perjudicados son Santa Cruz, con 2,6 millones de hectáreas; Beni, con 1,3 millones de hectáreas, y La Paz, con 18.990 hectáreas, detalló Tinta. Economía extractivista “Se está quemando la selva, el monte, los pueblos. Se va a acabar el agua. Los ríos están siendo contaminados y los peces están muriendo. Los territorios arden. Sólo somos los indígenas que luchamos y estamos siendo perseguidos, y hay mineros que destruyen las áreas protegidas”, denunció Miriam Pariamo, pobladora del norte paceño y dirigente de la (Cnamib). Tinta señaló que es toda la Amazonía la que sufre un fuerte impacto por el cambio de uso de suelo destinado a la industria de la agricultura extensiva, principalmente en Brasil, y en Santa Cruz y Beni se vive el mismo fenómeno. “Los incendios son aprovechados para la ampliación de la frontera agrícola por la expansión de la mancha urbana”, añadió. Martínez dijo que el problema de fondo tiene que ver con la expansión de la frontera agrícola, “para usar el bosque para actividades extractivas, para la agricultura y ganadería extensiva”. No se trata de los indígenas, porque ellos no van a “prenderle fuego para que se incendie su casa”; se trata de terceros que prenden el fuego para implementar monocultivos en grandes extensiones que no benefician a la economía ni a la seguridad alimentaria del país. Mencionó que, en el norte paceño, los incendios forestales estaban relacionados con la minería ilegal que opera en áreas protegidas del país. “Necesita sacar a las poblaciones para habilitar extensiones de tierra para su actividad extractivista”, sostuvo. Como Tinta, señaló que se trata de un modelo económico que se presenta en otros países como Brasil.