Los incendios forestales en Bolivia, que ya fueron declarados “emergencia nacional”, y la sequía golpean con fuerza a la región de la Chiquitania, en Santa Cruz, uno de los departamentos más dañados por el fuego, afectando también su producción agrícola y ganadera, además de la dotación de agua y el turismo. La Chiquitania, una zona de transición entre el Chaco y la Amazonía además tiene un valor histórico porque alberga a las Misiones Jesuíticas construidas en los siglos XVI y XVII, declaradas Patrimonio de la Humanidad. Con una extensión de más 24 millones de hectáreas, también alberga un bosque seco con valiosas especies de madera como cedro, roble, ipe y el morado, que sumado a su gran diversidad de fauna lo convierte en un blanco de traficantes ilegales. San Javier, Concepción y San Ignacio de Velasco, entre otras, son algunas de las poblaciones misionales y figuran permanentemente entre los municipios más afectados por los incendios. Fundaciones privadas estiman que hasta la fecha el fuego consumió 4 millones de hectáreas en todo el país, debido a las quemas o ‘chaqueos’ que son un práctica autorizada para preparar terrenos para el cultivo o ganadería, mientras que el Gobierno ha calculado la pérdida de 3.8 millones de hectáreas de bosque y pastizales. Producción ganadera golpeada “Este es el año más seco que ha habido acá y dicen las personas mayores que es una de las sequías más pronunciadas”, dijo Carlos Justiniano, el dueño de una propiedad dedicada a la producción de leche y queso en San Javier. Mencionó que desde hace algunos años la época seca “se ha ido acentuando” y pasó a ser de tres a seis meses, con lo que el forraje se hace escaso, el ganado enflaquece y la producción de leche desciende. En condiciones normales, cada vaca produce al menos 7 litros de leche diarios y con sequía esto baja “al 50 % o 70 %”, agregó. Por su parte, José Urela, sociólogo y activista medioambiental, contó que la sequía e incendios forman un ciclo que perjudican la subsistencia de poblaciones como San Javier, que aparte de la producción de leche se dedica también a la repostería a base de queso además que las poblaciones sufren por la falta de agua. Turismo y cultura en caída En las poblaciones misionales, el cielo limpio es una excepción desde hace semanas, ya que lo habitual es que cada mañana se concentre una espesa nube de humo que muchas veces permanece todo el día. “Los incendios son cada vez más grandes”, lamentó Eduardo Silveira, director del ‘Coro y Orquesta Misional de San Xavier’ que interpreta las obras de estilo barroco de hace más de 300 años. El músico expresó a EFE que las clases de música se han suspendido por la densidad del humo, además que este problema afectó también el turismo, puesto que al pueblo ya no llegan los turistas que acostumbraban visitar los templos misionales. Silveira mencionó que el coro tenía prevista una gira en España y Estados Unidos pero que quedó “congelada” por la emergencia ambiental ya que “la Alcaldía no está en posición de dar un peso cuando tiene que apagar el fuego”. El corazón de la lucha contra los incendios son los bomberos voluntarios, que se juntaron para establecer grupos estables de auxilio y rescate, distintos a los comandos de emergencia de militares que ha desplegado el Gobierno en la zona. Muchos de estos grupos se conformaron a partir del desastre de 2019, año en que los desastres causados por los incendios forestales fueron de los mayores en los últimos años y marcaron “un antes y un después”, afirmó Álex Galarza, comandante de los ‘Bomberos voluntarios de San Javier. Los bomberos voluntarios han llegado a trabajar hasta 72 horas seguidas en las zonas boscosas, abriendo brechas para evitar que el fuego avance y vigilando los sitios afectados por si el fuego se reactiva. “Nuestro reto es (más adelante) rescatar animales, rescatar personas, nuestra lucha no es solamente contra el fuego”, señaló la voluntaria Vanesa Melgar.